El Martes 7, en dos turnos, tuvimos nuestro momento de… ¡Capilla ardiente! ¿Qué es eso? Un momento de oración con los padres de nuestra Escuela Primaria para rezar por sus hijos.
Rezar es una manera muy noble de amar. Por eso, esta Capilla es ardiente, ¡porque está ardiendo de amor por nuestra familia! Cuando los padres se arrodillan para rezar, sus hijos permanecen de pie ante las adversidades de la vida.
Haciéndonos eco del mensaje de nuestra Madre de Fátima y del Año de la Oración que estamos viviendo, dedicamos un momentito de nuestra agitada vida para pedir a Dios por la conversión de nuestros hijos. ¿Los niños precisan convertirse? ¡Todos lo precisamos! Cuando decimos “conversión” hacemos referencia a “orientar nuestra vida siempre a Dios y a su camino de Salvación”.
Por lo que siempre debemos rezar primero por nuestra propia conversión; para lo luego, pedir con fervor que todos conozcan el mensaje de que “Cristo Vive” y “nos quiere vivos”, es decir, llenos de alegría, de generosidad, de paz.
Así queremos a nuestros hijos: ¡orientados al amor! Sólo así serán felices verdaderamente.
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